Nadie alcanza la meta con un solo intento, ni perfecciona la vida con una sola rectificación, ni alcanza altura con un solo vuelo.
Nadie camina la vida sin haber pisado en
falso muchas veces.
Nadie recoge cosechas sin probar muchos
sabores, enterrar muchas semillas y abonar mucha tierra.
Nadie mira la vida sin acobardarse en muchas
ocasiones, ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad, ni llega al
puerto sin remar muchas veces.
Nadie siente el amor sin probar sus
lágrimas, ni recoge rosas sin sentir sus espinas.
Nadie hace obras sin martillar sobre su
edificio, ni cultiva amistad sin renunciar a sí mismo. Ni se hace hombre sin
sentir a Dios.
Nadie llega a la otra orilla sin haber ido
haciendo puentes para pasar.
Nadie deja el alma lustrosa sin el pulimento
diario de Dios.
Nadie puede juzgar sin conocer primero su
propia debilidad.
Nadie consigue su ideal sin haber pensado
muchas veces que perseguía un imposible.
Nadie reconoce la oportunidad hasta que esta
pasa por su lado y la deja ir.
Nadie encuentra el pozo de DIOS hasta
caminar por la sed del desierto.
Pero nadie deja de llegar, cuando se tiene
la claridad de un don, el crecimiento de su voluntad, la abundancia de la vida,
el poder para realizarse y el impulso de DIOS.
Nadie deja de arder con fuego dentro.
Nadie deja de llegar cuando de verdad se lo
propone. Si sacas todo lo que tienes y estas con DIOS...Vas a llegar.
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