Un viejo cuento es el del maestro que recibe la visita de una mujer que va a pedirle que le exprese a su hijo, que la acompañaba, cuan malo para la dentadura y la salud era abusar de los confites y chocolates; el maestro le pidió que para hablar con el muchacho regresara después de un mes.
Transcurrido el mes, regresó la madre con su hijo; y entonces, el maestro le explicó que en nada había que abusar y que el exceso de confites y chocolates dañaba la dentadura, engordaba en forma inmoderada el cuerpo, entre otras reflexiones. La madre, un poco curiosa, le preguntó al maestro por qué un mes atrás no le había hecho las mismas reflexiones y la obligó a concurrir nuevamente ante él. El maestro le dijo: "es que yo hace un mes comía en exceso y no tenía autoridad moral para hacerle las reflexiones que hoy le he hecho a su hijo".
La génesis de cualquier acto o conducta está en poder alzar la frente y decir: "aun cuando no violaba ley alguna, mi ética me obligaba a actuar bajo principios, que hoy quiero trasladar a los demás, porque la mejor enseñanza es el ejemplo"
Tomado del Diario "El Universo"
por el Ab. León Roldós.
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