martes, 21 de febrero de 2012

LA LORA QUE NO HABLA

Una mujer fue a un almacén de mascotas y compró una lora para que le hiciera compañía. Llevó el ave a casa, mas el día siguiente volvió al almacén.
—¡Esta lora todavía no ha dicho ni una palabra!—informó.
—¿Le puso un espejo?—preguntó el tendero—. A las loras les encanta mirarse en el espejo.
Por lo tanto, la mujer compró el espejo y se fue.
Al día siguiente estaba de regreso con la noticia de que el ave aún no hablaba.
—¿Qué de una escalera?—le preguntó el comerciante—. A las loras les encanta subir y bajar escaleras.
Así que la señora compró la escalera y se fue.
Ciertamente, al día siguiente estaba de regreso con la misma historia: la lora todavía no habla.
—¿Tiene la lora un columpio? Las aves se relajan cuando se columpian.
Compró el columpio y se fue.
Al día siguiente regresó al almacén para informar que la lora había muerto.
—Cuánto lo siento—exclamó el tendero—. ¿Dijo algo antes de morir?
—Sí—contestó la dama— dijo: «¿Es que no venden comida en ese almacén?»
—Desarrolle los líderes que están alrededor de usted. Maxwell, J.C. Ed. Caribe

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