Había una vez un árabe que viajaba de noche. Sus esclavos, a la hora del descanso, se encontraron que no tenían más de 19 estacas para atar a sus 20 camellos.
Cuando consultaron al amo, éste les dijo: Simulen que clavan una estaca. Cuando lleguen al camello número 20 creerá que está atado.
Así lo hicieron efectivamente, y a la mañana siguiente todos los camellos estaban en su sitio, y el número 20, al lado de lo que se imaginaba, sin moverse de allí. Al desatarlos para marcharse, todos se pusieron en movimiento menos el número 20 que seguía quieto sin moverse. Entonces el amo dijo:
–Hagan el gesto de desatar la estaca de la cuerda, pues el tonto aun se cree atado.
Así lo hicieron, y el camello entonces se paró y se puso a caminar con los demás.
—Álvaro Jiménez Cadena, S.J Ph.D
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