Un día un hombre fue a visitar una iglesia. Llegó temprano, se estacionó y salió del auto. Otro carro se le acercó y el conductor le dijo: ¡YO SIEMPRE ME ESTACIONO AHÍ!, ¡USTED TOMO MI LUGAR¡.
El visitante entró a la Escuela Dominical, encontró un asiento vacío y se sentó. Una joven de la iglesia se le acercó y le dijo: ¡ESA ES MI SILLA, USTED TOMO MI LUGAR¡.
El hombre estaba algo angustiado por tan poca placentera bienvenida, pero no dijo nada... Al terminar la Escuela Dominical, el visitante se dirigió hacia el santuario y se sentó. Otro miembro de la iglesia se le acercó y le dijo: ¡AHI ES DONDE YO SIEMPRE ME SIENTO¡, ¡USTED TOMO MI LUGAR¡.
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