Un experto en Gestión del Tiempo preguntó a un grupo: ¿Cuántas piedras creen que caben en este frasco? El experto empezó a meter piedras que llenaron el frasco.
De nuevo preguntó: ¿Está lleno?. Entonces, sacó piedras más pequeñas y las metió en el frasco.
El experto repitió: ¿Está lleno? y volcó en el frasco un cubo de arena.
Preguntó de nuevo: ¿Está lleno?, a la vez que vertió una jarra de agua.
Finalmente dijo: Lo que esta demostración nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, no podrás colocarlas después. Jesús es la piedra angular de mi vida. Escucho su voz y hago lo que me dice. Al hacerlo, doy lugar para construir, una pared y un techo en mi vida, sobre una base sólida, una roca firme capaz de aguantar las más agitadas tormentas de la vida.
Las tribulaciones de la vida podrán crecer como un río y golpear con fuerza mis paredes y techo que son mi familia, sueños y trabajo, pero la piedra angular, Jesucristo, las mantendrá firmes y sin moverlas. Pongo primero a Jesucristo y el resto encuentra su lugar. "La piedra que los constructores despreciaron se ha convertido en la piedra principal". Salmo 118.22
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