lunes, 23 de enero de 2012

ÁRBOLES FUERTES

Un amigo me contó de un vecino que hace años pasaba la mayor parte de su tiempo libre sembrando árboles. El hombre apenas regaba los jóvenes árboles porque pensaba que el exceso de agua los echaba a perder. Creía que cuidar bien de los árboles significaba permitirles dificultades. Decía que los árboles mimados tenían raíces superficiales, y que las raíces profundas eran algo que se atesoraba.


Mi amigo me dijo que muchas veces pasa por el viejo lugar y mira los árboles que su vecino sembró 25 años atrás. Son toscos, fuertes y duraderos, altos y firmes. La adversidad y la privación parecen haberlos beneficiado como no lo habrían hecho si hubieran sido protegidos y mimados.

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