domingo, 19 de febrero de 2012

LA CREYENTE Y EL ATEO

Se cuenta de una creyente muy fiel a Dios, que tenía de vecino a un ateo que cada vez que podía se burlaba de sus creencias. En cierta ocasión la mujer se encontró sin nada en la alacena, la nevera desocupada y sin un peso con que comprar siquiera algo que comer.



La mujer se arrodilló a orar y rogar a Dios por provisión alguna, recordando lo fiel que siempre había sido, pero la mujer que oraba en altavoz fue oída por el vecino que justo pasaba por allí rumbo a su casa.

Sin perder ocasión para burlarse de la “cristianita”, maquinó en su mente una estrategia para avergonzarla una vez más. De tal forma que se dirigió al supermercado, compró provisiones para un mes, llegó hasta la casa de la vecina, tocó a la puerta, dejó los paquetes con las compras y salió rápido a esconderse mientras reía de la maldad que pensaba hacer.

La mujer al salir y ver el mercado, dio gloria a Dios a gran voz, se arrodilló allí mismo y dio gracias por la pronta respuesta del Señor. El vecino ateo, no soportó más la risa y salió burlándose a carcajadas:

–Cual Dios, vecina, jajaja, eso fui yo para demostrarle que Dios no existe, vecina tonta, jajajaja, su Dios no existe, no es capaz ni de ayudarla, jajaja–.

La vecina le respondió:

–Se equivoca, quien no entiende es usted vecino, no entiende que Dios usó a mi enemigo para proveerme alimento y que no falte provisión en mi hogar–.

No hay comentarios:

Publicar un comentario