martes, 15 de febrero de 2011

DIEZ PASOS PARA SER UN MEJOR PADRE

Durante los últimos años muchos de los debates sobre crisis en las familias se han enfocado en los hombres, o más específicamente, en la carencia de modelos masculinos efectivos. Es cierto que muchos padres están ausentes y no toman responsabilidades por sus hijos, sin embargo, muchos se están esforzando en tratar de vivir a la altura de su rol de padre. Como esposo y padre de cuatro hijos, deseo dar los siguientes diez principios que he aprendido a lo largo de los últimos 20 años de paternidad.


1. Ame a su esposa apasionadamente:
Debido a que no abundan los modelos de padres ejemplares, las jóvenes hoy en día no saben qué cualidades buscar en un hombre, y los muchachos no saben cómo tratar a una mujer. Sus hijas van a buscar jóvenes que muestren el mismo nivel de compromiso y respeto que tu reflejas, y tus hijos van a tratar a sus novias y esposas de la misma manera que te ven tratar a tu esposa.

2. Que tus hijos te vean compartir amor y afecto con su madre:
Cuando tu y tu esposa tengan un conflicto, será la mejor forma de demostrarles a tus hijos cómo lidiar con el mismo. Estás preparando a tus hijos para una de las carreras más importantes de la vida, el casamiento y la familia, y su mejor preparación es vivir con un padre que ama a su madre.

3. Sé un hombre de integridad, de lo contrario tus palabras caerán en oídos sordos:
Conforme te comportas a puertas cerradas, es como tú eres si cantas en el coro los domingos y le gritas a tu esposa toda la semana, por más que hables sobre bondad y afecto, no contará para nada ante los ojos de sus hijos. ¿Cumples tus promesas? Cuando te comprometes a hacer algo con tus hijos, ¿haces todo lo que esté a tu alcance para llevarlo a cabo?

Recientemente, mi hijo mayor me presentó a un grupo haciendo una lista de mis credenciales, luego dijo: «Saben, esas cosas son lindas, pero no significan nada para mí; lo más importante es que mi padre es en privado lo que ven en público». Eso me inspiró a ser aún más consistente.

4. La importancia que tienen sus hijos para usted puede ser medida por el tiempo que pasa con ellos:
No importa qué digamos, los niños saben que pasamos tiempo con las cosas y las personas que son más importantes para nosotros. Recuerde esto cuando está decidiendo si asistir o no a una actividad que para ellos es importante.

Planee pasar tiempo con sus hijos. Cada jueves antes de ir a la escuela mis dos hijos menores y yo nos levantamos temprano, salimos a tomar el desayuno afuera y tenemos un estudio bíblico. Ellos saben que eso está en el programa de papá, y lo pasamos muy bien. Cualquiera que sea tu programa de trabajo, es la responsabilidad de papá encontrar tiempo para estar a solas con sus hijos. Averigua qué le interesa a cada uno (cada hijo tiene gustos diferentes). A mis hijos les agradan los deportes, por lo tanto asistimos a varios partidos. A mis hijas les agrada ir de compras, por lo tanto allá es adonde las llevo.


5. Como padre le puedes hacer sentir a tu hijo lo mucho que vale para ti, eso le servirá para el resto de su vida:
La manera que los hijos perciben su valor ante los ojos de su padre, influye poderosamente en sus vidas. Mi madre ha sido de una influencia tremenda en mi vida, pero cuando mi padre decía: «Hijo, eso estuvo muy bien hecho», significaba mucho para mí. Un hombre deja su huella en la vida de sus hijos cuando les da elogios por algo bien hecho, los inspira e incentiva a esforzarse aún más.

Pero lo opuesto también es cierto. Nunca insulte a sus hijos con nombres degradantes o que los rebaje, viniendo de papá esas flechas pueden producir heridas profundas. Absténgase de cualquier comportamiento negativo en su presencia.

6. Comuníquense como familia:
Una familia unida hace que los hijos se sientan seguros. Compartan a lo menos una comida diaria en familia donde puedan conversar sobre los temas del día. Pasen una noche a la semana juntos en familia (no mirando televisión). No necesitan gastar mucho dinero; pueden jugar juntos, salir a caminar o ir al parque. Durante los tiempos compartidos en familia, lo más difícil para nosotros los padres es aprender a escuchar. Nos encanta dar consejos, pero solamente escuchando aprendemos los que sus corazones necesitan.

7. Comprende tu responsabilidad:
Tu responsabilidad como padre es presentar al mundo alguien de tu hogar que te sobrevivirá y será un digno representante tuyo. La presión de ocuparse de una crisis tras otra y el tratar de hacer que el dinero alcance, fácilmente nos distrae de dedicar el tiempo de devoción a esta misión.

No es justo para nuestras esposas el hecho de que volvamos a casa tan cansados de nuestros trabajos, amistades y actividades sociales que no tengamos gozo ni energía para dedicarles a nuestros hijos. Si uno de ellos fue disciplinado por su madre ese día, un padre debe llevarlo aparte y decir: «Entiendo que mamá te disciplinó hoy ¿cuál fue el problema? ¿cómo vas a reaccionar la próxima vez?»

8. Se realista y admite tus debilidades:
La otra noche fui muy duro con mi hija mayor. Yo no tenía toda la información, pero debido a que habíamos conversado sobre ese tema varias veces, yo sabía que estaba ciento por ciento en lo correcto. Luego de recibir el resto de la historia, comprendí que estaba completamente errado. Le tuve que decir, «Querida, el cabeza dura de tu padre se equivocó otra vez. No hay excusa para haber reaccionado de esa manera. Por favor ¿me perdonas?»

El orgullo hace que temamos que la gente piense que somos débiles, en lugar de estar en control, pero nuestros hijos no necesitan ver solamente nuestros éxitos; precisan ver que cuando herimos a otros, buscamos restauración, que cuando nos equivocamos en nuestras decisiones, encaramos el asunto con responsabilidad.

9. Disciplina significa desarrollo de carácter, no dar rienda suelta al enojo:
No disciplines a tu hijo cuando estás enojado; toma tiempo para calmarte. Los hijos necesitan saber que la disciplina y el amor no son opuestos. Antes que Karen y yo tuviéramos hijos, una pareja mayor nos compartió algo de su sabiduría: «Cuando den palmadas a sus hijos, traten de orar con ellos antes. Después de orar juntos díganles por qué les darán palmadas. Después de las palmadas, oren nuevamente con ellos».

Disciplina no es castigo; puede implicar dolor, pero el propósito es corrección y desarrollo. Yo quiero que mis hijos sepan que cuando les quito privilegios o deben ser castigados, no lo hago para atormentarlos sino para que más adelante en la vida no tengan pautas de conducta que los perjudiquen.

10. No sobreproteja – deje que los hijos aprendan la ley de que se cosecha lo que se siembra:
Le compré a mi hijo una gorra de su equipo deportivo favorito. Le advertí que no la llevara a la escuela porque los niños estaban robando las gorras. El ignoró mi advertencia y le robaron la gorra. Estábamos casi seguros de quién lo robó y mi primera intención fue ir a buscar la gorra. Luego pensé: «No, no lo haré esta vez». Mi hijo necesitaba aprender una lección.

Cuando nuestros hijos toman malas decisiones, a veces lo mejor que podemos hacer los padres es quedarnos atrás y dejar que sufran las consecuencias. El aprender que «cosechas lo que siembras» es parte muy importante para convertirse en adulto. Yo no quiero que mi hijo haga lo correcto porque yo se lo ordeno, sino que razone por sí mismo por qué algo puede ser una mala elección.

A menos que nuestros hijos sufran las consecuencias de sus decisiones, nunca serán capaces de tomar decisiones correctas y razonables por sí mismos.

11. No tema demostrar ternura:
Las palabras tiernas y el afecto son importantes. Los estudios demuestran que cuando los niños no experimentan ese afecto, lo buscan en maneras de autodestrucción. No debiera pasar un día sin que un padre le diga a sus hijos, «Yo te amo». Cada día puede ser la última vez que tengamos esa oportunidad.

Hace falta mucha energía para forjar las vidas que Dios nos confía como padres. Precisamos hacer lo más que podamos con nuestro tiempo a favor de nuestros hijos para nunca tener que mirar atrás y pensar: «Si hubiera pasado más tiempo con ellos, o si los hubiese elogiado más, o si les hubiese dicho cuánto los amaba».

Yo quiero hacer lo mejor que puedo para ser un buen padre. Aún si mis hijos decidieran adoptar valores contrarios a los que Karina y yo les hemos enseñado, yo nunca, nunca quisiera que digan que se debe a que recibieron las sobras de mi vida.
—Crawford Loritts, Jr

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