lunes, 19 de marzo de 2012

AHORA SÍ


Un capellán, cuentan, se aproximó a un herido en medio del fragor de la batalla y le preguntó:
«¿Quieres que te lea la Biblia?»
« Primero dame agua que tengo sed, dijo el herido».
El capellán le convidó el último trago de su cantimplora, aunque sabía que no había más agua en kilómetros a la redonda.
«¿Ahora?, preguntó de nuevo».

«Primero dame de comer, suplicó el herido».
El capellán le dio el último mendrugo de pan que atesoraba en su mochila.
«Tengo frío, fue el siguiente clamor, y el hombre de Dios se despojó de su abrigo de campaña pese al frío que calaba y cubrió al lesionado».
«Ahora sí, le dijo al capellán. Habla de ese Dios que te hizo darme tu última agua, tu último mendrugo, y tu único abrigo. Quiero conocerlo en su bondad».

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