domingo, 9 de septiembre de 2012

LA SOSPECHA




Un ingenioso filósofo chino (Lich Tse) contaba esta historia:

Una persona que había perdido un hacha comenzó a sospechar del hijo del vecino. Disimuladamente lo observaba sin quitarle ojo: el modo de caminar, el aspecto, su modo de hablar, los movimientos... todo le parecía propio de un ladrón. No tenía la menor duda.

Un día al ir a tirar la basura al estercolero encontró el hacha perdida. Entonces al volver a mirar al hijo del vecino: el modo de caminar, el aspecto, el modo de hablar, los movimientos... todo le parecía propio de un gentilhombre.